Se oye mucho de las grasas saturadas e instauradas, pero muy poco de las trans. A las grasas trans, se les llama así por que caen químicamente hablando entre las grasas saturadas e insaturadas, tienen una consistencia entre medio, no son totalmente sólidas ni totalmente líquidas, un ejemplo son las margarinas. Estas grasas se forman cuando un aceite líquido se convierte a una grasa sólida. Para lograr esto, se le añade hidrógeno a la cadena del ácido graso, este proceso se le llama hidrogenación. Por eso las grasas trans también se les llama grasas hidrogenadas. Este proceso hace que el aceite sea más durable, su sabor sea más estable y por supuesto es un producto muy barato, por eso lo encuentras en alimentos baratos/chatarra.
Desafortunadamente las grasas trans se comportan de igual manera que las grasas saturadas, elevan el colesterol malo en la sangre y disminuyen el bueno, aumentando así el riego de enfermedades cardiovasculares. Su consumo se debe evitar lo más que se pueda. La buena noticia es que esto se puede lograr leyendo las etiquetas y escogiendo productos que no la contengan.
La mala noticia es que el etiquetado de estas grasas puede ser muy confuso. Un producto puede decir que es libre o que no tiene grasas trans si contiene menos de .5 gramos en cada ración. Pero si consumes más de una ración, acabarás comiendo una cantidad enorme de estas grasas. Para asegurarnos de que el producto no contenga estas grasas, es muy importante que se consulte la lista de ingredientes. Si en la lista de ingredientes encuentras grasas parcialmente hidrogenada o hidrogenadas, significa que el producto contiene grasas trans.
Las grasas trans están en muchísimos productos altamente procesados como galletas, margarinas, caramelos, dulces, alimentos fritos, productos horneados, etc.
Espero que en un futuro se prohiba el uso de estas grasas. Mientras esto pasa, trata de hacer los siguiente para reducir o limitar tu consumo personal:
1. Consume alimentos enteros sin procesar.
2. Elimina o reduce el consumo de alimentos procesados.
3. Haz de la lectura de etiquetas nutricionales un hábito.
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